Declarada actualmente de interés turístico provincial. Su tradición data de finales del siglo XIII, cuando la reconquista de Callosa.Según datos de D. Antonio Ballester, Cronista de Callosa, con la llegada de los Padres Alcantarinos (rama de los Franciscanos) en 1585, se da un auge de la Semana Santa gracias a:
1- Introducción del rezo de los Pasos y Cantos de la Pasión.
2- Representación de la Corona Mortificada.
3- Predicación de la Cuaresma.
Ya entonces, hay documentos escritos de la existencia de la Procesión del Viernes Santo en la noche y del Domingo de Ramos (Procesión de Las Palmas). La callosina Juana Angela Godoy García (1556-1622), mística terciaria de la Orden Franciscana, impulsora del rezo de las estaciones del Via Crucis y portadora de la Vera-Cruz en la Procesión del Viernes Santo, donde con los ojos del alma veía delante de ella a Nuestro Señor Jesucristo caminando con la Cruz a cuestas, según relata en su crónica el Padre Antonio Panes escrito en 1655.
Dando un salto en el tiempo nos encontramos en 1778, cuando la procesión de Viernes Santo en la noche era organizada por el Excelentísimo Ayuntamiento citándose los siguientes Pasos:
-La Cruz
-El Sepulcro
-La Soledad
-Nuestro Padre Jesús, representa un anacronismo quizás porque entonces todavía no existía otro día de procesión.
Tradiciones:
-“Quitarle el manto a la Virgen”. Ya en 1950 en un artículo escrito por Don Antonio Hidalgo, hijo predilecto de Callosa y Canónigo, hablando de la Semana Santa en 1900, se cita como tradicional esta ceremonia. Consiste en que el Caballero Portaestandarte, persona que abre procesión Viernes Santo en la noche con el guión negro en señal de luto por la muerte de Jesús, es el encargado el Domingo de Resurrección en la mañana de anunciar a la Virgen (en aquel entonces, la imagen de la Soledad), la Resurrección de su hijo, quitandole el manto de luto y cambiando durante el acto el pendón negro por otro de color blanco que representa el triunfo de la vida sobre la muerte.
-“El rezo de Los Pasos”. Rezo tradicional que data del año 1.600. Consiste en realizar un Vía Crucis todas las noches de cuaresma, desde el Miércoles de Ceniza hasta Domingo de Ramos. A este Vía Crucis se le ha llamado tradicionalmente «Los Pasos». Las noches que por causa del tiempo no se pueda salir se reza en la Iglesia Arciprestal de San Martín.
-“Los Cantos de la Pasión”. Estas coplillas o tonadas se cantan desde el Quinto Viernes de Cuaresma, día del traslado (bajada) de la Virgen de los Dolores, hasta Viernes Santo en la ceremonia del Encuentro. La fundación de esta tradición se debe a la Beata Godoya y al Padre Fray Jaime de Coria.
Origen y Evolución
ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA SEMANA SANTA EN CALLOSA DE SEGURA
Artículo de D. Miguel Martínez Aparicio – Cronista Oficial de la ciudad
Hablar de la Semana Santa de mi pueblo, de mis cofrades, de mi gente, es, para mí, un verdadero placer, la Semana Santa de Callosa de Segura está fuertemente arraigada, se trata de la mayor expresión de religiosidad popular, la que más callosinos saca a la calle y de la que ellos se sienten más orgullosos.
Hablar de su origen, de su historia, es difícil por la pérdida de los archivos parroquiales y municipales en 1936, que, como dijo Montesinos, era de los más ricos del Obispado. Las investigaciones del Cronista de Callosa, D. Antonio Ballester antes de esta fecha, sus anotaciones y recuerdos, han servido, igual que para el resto de la historia de la localidad, para facilitar el estudio sobre el origen y evolución de la Semana Santa en Callosa, como dijo Martínez Campos “una irresistible atracción de contrastes”
El Dr. José Crisanto López, nos dice: “las cofradías pasionarias florecen como moradas de penitencia en el itinerario de San Vicente Ferrer. En Cataluña, Valencia y Murcia son hitos de su paso las hermandades de la Preciosa Sangre cual fue en Callosa, Orihuela (lo cita Montesinos) y en Murcia”. Al respecto, no se han encontrado documentos de la época que nos indique la presencia del santo valenciano en la Callosa de entonces (nos situamos a principios del siglo XV), aunque si sabemos que los callosinos seguían, muy de cerca, cuanto pasaba en Orihuela, de la que Callosa se independizó en 1579 y que según las crónicas era el lugar o aldea más importante perteneciente a Oriola.
Sabemos que San Vicente Ferrer, permaneció en Orihuela desde finales del 1410 hasta los primeros días del año siguiente y posteriormente predicó en la Ciudad de Elche, por tanto, no es raro que este predicador y el numeroso séquito que le acompañaba, lo hiciera en Callosa, ya que era sitio obligado de paso y el Camino Real que más tarde sería la carretera Murcia – Alicante, atravesaba el lugar pasando justo enfrente de la Iglesia de San Martín, con parroquia propia desde 1342 por el Obispo Don Pedro barroso, aunque, según Montesinos; con templo propio desde 1263 “cuya venerable antigüedad la gozan pocas iglesias de este Obispado”.
El Cronista callosino Antonio Ballester, nos aporta al respecto el siguiente dato consultando a Montesinos: “… San Vicente Ferrer, gloria imarcesible de la Iglesia valentina y de la Orden de Santo Domingo, predicó en San Martín el año 1411 por encargo del Obispo don Pablo Burguete de Santa María, de familia judía conversa”. Que una vez comprobado esto leyendo al propio Montesinos, sabemos que este dato lo sacó del Dr. D. Josef Claramunt y Alulayes, en sus “curiosas apuntaciones del Obispado”.
Con todo esto ¿Podemos confirmar la existencia en el siglo XV de una Cofradía de la Vera Sangre? Lo cierto es que no existen referencias escritas en ese sentido, pero la importancia de Callosa en su entorno, el ejemplo de la capital, Orihuela, y estos datos sobre la presencia en la zona de San Vicente, me llevan a afirmar la existencia de esta devoción y, posiblemente, cofradía, en Callosa, siendo la más antigua congregación pasional de la entonces “Callosa de Oriola”. Dos siglos más tarde, Ballester nos señala la existencia de una Cofradía de la Sangre de Cristo (de inspiración Capuchina) citando a mayordomos entre los años 1609 y 1624. ¿Se trata de la misma Cofradía?
En los siglos XV y XVI, como aporta el Cronista Ballester, existen otras cofradías – que no son pasionarias, en principio- siendo la más antigua “Nuestra Señora de Callosa” y su fecha se remonta a 1480, no sabiendo la advocación de la misma. Otras Cofradías del siglo XVI serían Virgen de Gracia y la del Socorro y San Sebastian, a ellas aludía Miguel Rausell del 25 de marzo de 1520. Y, por supuesto, la Cofradía de San Roque, con su devoción desde la aparición en 1409 del santo y, teniendo los primeros datos entre 1600 – 1610, citándola como que viene de antiguo.
De siempre es conocido el espíritu emprendedor y valiente del callosino, y como mejor estandarte, tenemos el impresionante y admirado templo levantado en honor de San Martín, digno de una capital de obispado y en la que participan los mejores arquitectos y maestros alarifes de la zona que responde a trazas, según Rafael Navarro, y creo acertadamente, al gran arquitecto del renacimiento español Andrés de Vandelvira. Este templo, que como asegura Montesinos, está levantado sobre la mezquita de la Qalyusa reconquistada por el Rey Jaime I en 1263 y fue consagrada como iglesia cristiana el día de San Martín. Como hemos indicado anteriormente, fue en 1342 cuando fue elevada a la categoría de parroquia, conociendo las primeras actuaciones importantes en el templo, del que hoy disfrutamos, en el año 1494. Su construcción principal se desarrolló durante el siglo XVI, siglo que acabó con el deseo de los callosinos de ser universidad, como así fue por Privilegio Real de Felipe II el 4 de noviembre de 1579, leído en el templo de San Martín tras la Misa del Gallo de ese año.
Una vez conseguido un gran templo y tener Ayuntamiento independiente, el anhelo del pueblo de Callosa fue conseguir un convento franciscano, igual que tenía Murcia, Elche y, por supuesto, Orihuela, así se consiguió que en el año 1585, de manera permanente, una comunidad franciscana se estableciera aquí, fundando el Convento de la Purísima de los Padres franciscanos Alcantarinos por frailes venidos desde el convento de Elche y con el apoyo del ya fundado en Orihuela de Santa Ana. Convento callosino por el que pasaron frailes como San Pascual Bailón y el Beato Andrés Hibernón.
La presencia de este Convento, y más, de la comunidad franciscana, marca, sin duda, el más importante hecho en el origen de nuestras procesiones, sobretodo, en la creación de la Venerable Orden Tercera, que bajo la influencia de los frailes alcantarinos de nuestro Convento, hicieron surgir una verdadera atracción por los pasajes de la Pasión de Cristo, su difusión y la gran devoción que Callosa muestra por sus pasos de Semana Santa.
Durante los siglos XV y XVI, la devoción por realizar el camino hacia el Calvario se extiende por todos los lugares donde los franciscanos fundaban conventos o se erigían fraternidades de la VOT, por lo que se obtenían innumerables indulgencias. Estos franciscanos, contagiaron a los callosinos la devoción por la Pasión de Jesucristo con diversidad de cultos, de aquí nació el “Oficio de la Pasión”, el rezo de los Vía Crucis (popularmente “los pasos”) y la querida y añorada “Corona Mortificada de María Santísima”.
En estos primeros años “franciscanos” se constituye en Callosa la VOT y con ello aparece la figura Juana Ángela Godoy García “Beata Godoya”. Antonio Sánchez sitúa en el año 1600 a los franciscanos murcianos propagando en este lugar estas prácticas penitenciales construyendo un vía crucis a modo de columnas en la ladera de la sierra, en lo que más tarde fueron las calles las Cuevas, las Lejas y los Pasos, en dirección a la Plaza del Calvario.
En torno a este Vía Crucis, la “Beata Godoya” y su confesor Fray Jaime Coria, creó en Callosa el rezo de los Pasos, tradición que aún perdura rezando por estas calles el vía crucis todos los días de Cuaresma. De ella, dijo el Padre Antonio Panes “Tratábala Jesucristo con extraordinaria familiaridad, especialmente andando las estaciones del Vía Crucis, donde lo veía con los ojos del alma, caminar con la cruz a cuestas, entre la turba de crueles ministros que le trataban cruelmente”. Relata el Padre Panes que “Fray Antonio Giner, confesor suyo, declaró que cierto día, al andar los Pasos, cayó al suelo en el primero, como herida por un rayo de dolor. Y estando así, llegó Cristo nuestro Redentor y la levantó diciéndole: Levántate hija que yo te acompañaré. Y pasando Su Majestad delante con la cruz a cuestas y ella detrás siguiéndole, anduvieron todos los pasos.
En las procesiones de Semana Santa, veía a Jesucristo caminando delante del Sacerdote que llevaba la Vera Cruz y veíale con túnica morada descalzo, como de unos treinta años de edad muy hermoso de rostro y el cabello crecido a lo nazareno”. Procesión en la que acompañaba al Sepulcro y la Soledad durante la procesión por un camino del Convento a la Iglesia.
Ésta, es pues la primera referencia a una procesión propia de Semana Santa, situándonos, como ya hemos dicho, a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, ya que Juana Ángela Godoy murió a la edad de 66 años en 1622, quedando la cruz que portaba custodiada en el convento.
Dentro de la transmisión heredada de los padres alcantarinos, hay que destacar también el Canto de la Pasión, compuestos por Fray Anselmo y Fray Mateo a principios del siglo XVII. En esos primeros años, se cantaban con la misión de llamar a la población a sentir una profunda devoción por los momentos pasionales. El primer documento escrito al respecto, lo encontramos en el año 1611: “…daba mucho gusto de oírlos tanto que contagiaron a todos los frailes del Convento. Cuando llegaba la Cuaresma, los dos padres, reunían al pueblo y todos los días a la oración rezaban los pasos y cantaban a dúo la Pasión por el nuevo sendero.”
Sabemos que entre los siglos XV y XVI surgieron las cofradías pasionales, especialmente las de la Vera Sangre, Nazarenos y Vera Cruz, por iniciativa de los franciscanos y dominicos, ambas órdenes establecidas en Callosa desde finales del XVI, los franciscanos en el Convento como hemos visto anteriormente y los dominicos, con la edificación de la Ermita de Ntra. Sra. del Rosario. Desconociendo su inicio, sabemos que en 1569 ya estaba terminada, viendo en los restos que han quedado, la clara influencia dominica. Si los datos más antiguos sitúan de la Cofradía de la Santa Cruz en esta ermita y en los primeros componentes de las procesiones como la del Viernes Santo, a principios del XVI, la Beata Godoya participaba en la procesión “viendo a Jesús Nazareno”, acompañaba al sacerdote con la Vera Cruz, hace, según mi opinión, al procesionar de este paso de los más antiguos, posiblemente de estos años, otra cosa sería asignar tal antigüedad a la Cofradía, aunque es de las pocas a la que citada más tarde, se le atribuye como devoción de un determinado gremio “los oficiales”.
En esas primeras procesiones figuraban el Sepulcro y la Soledad, la primera, formada por los labradores o nobleza rural, seis de estos labradores, elegidos por sorteo, se encargaban de portar el paso. El otro de estos pasos, la Soledad, agrupaba a los miembros de la pequeña nobleza local y de “ciudadanos honrados”, cuatro de cuyos individuos –por sorteo y vestidos con el mayor decoro militar- habían de portar las andas en la procesión de Viernes Santo o del Santo Entierro, correspondiendo a uno de sus miembros el llevar el estandarte de la villa, acompañado por dos personas del mismo rango. Con estos datos facilitados por Antonio Ballester, nos situamos a principios del siglo XVII, como las siguientes aportaciones correspondientes a 1603 y 1640.
En las cuentas de fábrica del año 1603, encontramos varias cartas de pago otorgadas por el fabriquero Luis de la Torre Trives: “… José Sánchez “vehí de la Villa de Elig” recibió 55 reales castellanos por las palmas traídas para dicha procesión y 7 reales por el porte de ramos y palmas”.
Baltasar Aguilar (sacristán de San Martín) 100rs. Por el papel oropel, clavos, cuerdas y “altres cosas que se han gastado en el moniment”.
Mosén Pedro Escribá (uno de los curas de San Martín) 27 rs por ciertos gastos “pera el servicio del Sant Sacrament pera la Semana Santa”.
En el libro de cuentas de fábrica de la Parroquia de 1640 podemos recoger que “Salvador Guilabert, fabriquero, compre y gaste la cera de la Semana Santa, aquella que será menester, conforme se costumbre cada año y así mismo compre los ramos que serán menester comprar para el Domingo de Ramos y en la Semana Santa”.
Como dijimos anteriormente, a principios del XVII encontramos la Cofradía de la Sangre de Cristo, citada en la Visita Pastoral del Obispo Fray Andrés Balaguer y Salvador en 1624 con mayordomos citados entre 1609 y 1624.
También habría que citar cofradías no pasionarias como la de la Candelaria, (para rescatar cautivos cristianos), en 1632 poseía los papeles de la fundación Don Juan Morenos y Trives, jurado de Orihuela. Celebraba su fiesta el 2 de febrero. Santísimo Nombre de Jesús con mayordomo en 1607 (Luis Boybia) y la importante del Santísimo Sacramento para adorar a Jesús Sacramentado conociendo mayordomos desde 1609 hasta bastante adentrado el XVII. Fue perdiendo su importancia hasta que el Obispo Felix Herrero Valverde, la instituyó de nuevo el 11 de enero de 1832, dándole para su buen gobierno, 15 estatutos por los que se había de regir (Ant. Ballester). Esta Cofradía duró hasta hace unos 15 años.
Y otra Cofradía la de Nuestra Señora del Rosario que según consta en el Privilegio de 29 de Julio de 1689, el año 1604 fue su fundación, conociendo también varios mayordomos.
En la visita realizada en 1632 (4 de enero), es cuando se habla por primera vez de altares en San Martín, no contando entre las imágenes y advocaciones ninguna pasionaria, igual que en la visita del 4 y 5 de diciembre de 1652 del Obispo Luis Crespí y Borja.
A principios del siglo XVIII encontramos varias cartas de pago en los años 1715 y 1716. El 23 de junio de 1715, el fabriquero Francisco López y Balaguer, pagó al pintor local Francisco “tres libras de monedas del reyno del este reyno de Valencia en dcha. Moneda que costaron los colores que traxo para el monumento que se hizo de dcha. Iglesia en la Cuaresma de próximo pasada de este dcho. Año”. Y el 3 de agosto de 1716, a favor de D. José Torner Pro., recibió del fabriquero de José Cordova y Muñoz del 23 de abril del pasado año de mil setecientos quince recibió dos libras y cinco sueldos de moneda de este reyno en dcha. Moneda, que dcha. Parroquia le devía al otorgante y demás eclesiásticos que cantaron les passions y exculet en la celebración de los divinos oficios que celebraron en dcha yglesia e la Semana Santa de dicho año de mil setecientos quince”.
En 1716, a favor de J. Cordova y Muñoz hay una carta de pago de 21 de marzo por Juan García de Orihuela, que recibió “Quatro libras y diez sueldos moneda de este reyno en dcha. Moneda que dcha. Parroquia le devía por el precio de cien palmas que le han vendido para la celebrasión de Domingo de Ramos, primero viviete de Quaresma, esto es, quarenta palmas finas, veinte cohollos y las restantes quarenta palmas bastardas.”
En 1736 concluyeron las obras de la Ermita de los Dolores, obras que empezaron en el siglo XVI, dotándole con el Hospital en 1608. A partir de este año, 1736, se realizó la imagen de la Virgen de los Dolores por Francisco Salzillo, según José Sánchez Moreno, entre 1758 y 1767, desconociendo la aparición de la cofradía, aunque si se conoce gran devoción que esta tenía Imagen.
En la visita realizada el 25 de abril de 1740 por el Obispo Gómez de Terán, se cita por primera vez un altar/capilla con la imagen de Nuestro Padre Jesús y que lo cita como nuevo “un altar nuevo de Nuestro Padres Jesús con su imagen vestida de terciopelo morado y cordones de seda con cabos de hilo de plata”. Se trata de una imagen que despertó gran emoción y que generó en torno a ella un grupo de devotos que la procesionaba (este grupo de devotos, solicitó el traslado de la cruz de la Beata Godoya desde el Convento para ser instalada en la Capilla, como así fue, estando en una urna en la pared de la izquierda). Esta imagen bien puede aparecer antes, pues se habla de un nuevo altar (no imagen) y la nueva sacristía se inauguró en 1738, por tanto en 1740 se crearon estas nuevas capillas (a ambos lados del Altar Mayor), dando la mejor de ellas, incluso la más hermosa a esta imagen que en todas las visitas ha estado presente en el mismo lugar que, profundamente decorado con frescos alusivos a escenas de la Pasión y elementos pasionales, hasta 1936, y la que anteriormente era sacristía, se dedicó a la Soledad.
El 13 de Junio de 1779, se produce la visita pastoral del Obispo D. José Tormo apareciendo en la descripción de los altares dos nuevas imágenes pasionales: San Pedro Apóstol –no tendiendo constancia de procesionar- y el Ecce Homo careciendo también de datos sobre su adquisición ni motivo aunque ésta si participaba en Semana Santa.
En la segunda mitad de este siglo, se hacen significativas las disputas entre el clero parroquial y el consejo municipal, llegando a tener varios litigios sobre la organización de los actos cuaresmales y procesiones, y claro ejemplo de estas desavenencias, con la aportación del Cronista Ballester, está el caso de la elección de predicador para la Cuaresma, que hizo que el 14 de marzo de 1750, ante el Alcalde Mayor de la Villa Dr. D. Juan de Velasco y Rospigliosi, fueran citados por el Dr. D. Francisco Cerdá, Síndico Procurador General varios alcaldes anteriores (facilitando con ello una lista importante de alcaldes hasta esa fecha), para declarar sobre este particular, manifestando todos ellos que este derecho pertenecía a la Villa en contra de la pretensión del clero de San Martín. En este sentido, veremos en años posteriores como es el Ayuntamiento quien elige la terna para el predicador de la Cuaresma como consta el 17 de abril de 1783 para 1785, y en 1815 para 1816 y 1817 (destacando en estos últimos años que esta elección era por el Ayuntamiento “desde tiempo inmemorial”).
Y llegamos al documento más importante y que mejor nos describe, la procesión por antonomasia de la Semana Santa Callosina de finales del XVIII que repite prácticamente la procesión del Santo Entierro desde finales del XVI hasta nuestros días, con la incorporación, por supuesto, de los pasos de las cofradías y hermandades que se han fundado. Una vez más, veremos como el ayuntamiento no permite incursiones de la iglesia en la organización de estos actos.
En sus investigaciones, Antonio Ballester encontró en el libro de Capitulaciones del año 1778, la Junta celebrada el 9 de abril por el Ayuntamiento de la entonces Villa, Junta presidida por el Alcalde D. Bernardino Pérez de Pérez, dedicada a la organización de la Semana Santa; primero se estudió la carta pastoral del obispo Tormo sobre las festividades que se celebraban en su diócesis y el uso de la cera en las mismas acordando el ayuntamiento lo siguiente: “Que no se perjudiquen los derechos y costumbres de esta Villa, teniendo presente que la función del Viernes Santo por la tarde lo es laical y que por esta razón lo ha estado y está en dirección y condimento de dcha. Villa, nombrando personas que lleven las andas de la Soledad y demás insignias de dicha función”.
La importancia de este acuerdo radica en no dejar, por parte del ayuntamiento, la imposición de criterios desde obispado, manteniendo las costumbres y tradiciones de la única y más solemne procesión pasional, haciéndola suya, ya que en esta sesión estableció tanto el carácter laical como el orden de las insignias o pasos y sus acompañantes, que siempre serían del rango correspondiente, como veremos a continuación:
En primer lugar había de ir el Estandarte, primera insignia de dicha procesión, llevado por la persona de mayor distinción y para acompañarlo con luces se nombraba a D. José Martínez de Sánchez y a D. Joaquín Martínez Torner, ambos del estado noble de la Villa.
El paso de la Soledad, iría en segundo lugar, portando las andas cuatro personas “de la primera distinción de las que hay en esta Villa”, acompañado de seis luces que llevarán, también, seis personas de la nobleza que lo fueron: Mariano Trives de Sirvent, Lcdo. ; D. Francisco Ferrández de Torreblanca, abogado; D. Jaime Antonio Peres de Senerio; D. Jaime Tirives de Sirvent; D. Vicente Guilló de Torreblanca y D. Jaime Trives de Gil
“Seguirá en dicha procesión el paso del Sepulcro que lo llevarán las cuatro personas nombradas por esta Villa con vestas a cara descubierta y le acompañarán con luces otras seis personas conocidos labradores: Bartolomé Sánchez, José Manresa Ferrández, Silvestre García, Francisco Baquerías, mayor, Blas Grau y Vicente Cordova”.
Seguirá el paso de la Santa Cruz con seis luces que llevarían Juan Bas, Pascual Francisco, José Guillén Martínez, José Guillén Baeza, Pascual Gil de Boivia y José López Gilabert.
Y por último, el paso de los devotos de Nuestro Padre Jesús llevado por los que destinasen dichos devotos, lo mismo que las seis luces.
El itinerario seguido entonces por la procesión del Santo Entierro fue el siguiente: Salida desde San Martín, Plaza de la iglesia “pasando bajo las caenas que pendián de mono en mono, Plaza del Mercado Viejo, Calle del Mesón, Plaza de Viuda de Aleo, Calle del Hospital, Calle de la Cárcel o Corte, pasaba ante la Casa de la Villa, cruzaba la calle Abajo y retornaba a la Iglesia del Señor San Martín por la Calle Mayor, do moraban las familias más linajudas de la villa”.
Antonio Ballester aporta un dato importante referente a la Cofradía de la Santa Cruz y su fundación, con el escrito dirigido por el tejedor Manuel Botella en 1778, alegando su derecho a llevar el “paso”, ya que su abuelo, Vicente, muerto hacía ya varios años, había subvenido a los gastos ocasionados con motivo de la formación de esta cofradía, en la que se enrolaron los pocos maestros o patronos con sus oficiales de los escasos oficios entonces existentes, situando, por tanto, la antigüedad en las primeras décadas del XVIII, y más concretamente, en torno a 1730.
En 1798 aparece el valioso documento de José Montesinos, donde describe toda la Diócesis de Orihuela de finales del XVIII y, por supuesto, Callosa que contaba entonces con 400 casas. En ella describe este lugar y, de la Iglesia del Señor San Martín, por ejemplo, nos dice que la derecha del Altar Mayor había una capilla dedicada a Nuestro Padre Jesús y otra a la izquierda a María Santísima de la Soledad, y un altar, junto a ésta, dedicado a San Pedro Apóstol – no hace referencia alguna a un altar dedicado al Ecce Homo-.
En cuanto al Convento, describe la capilla de la “Ve. Orden Tercera; muy buena y aseada; su altar que es de perspectiva, está dedicado al Smo. Christo de la Columna”. En la primera capilla de la entrada se encontraba el Stmo. Cristo del Perdón, con Mª Stma. de los Dolores y San Juan Evangelista. En el lado de la Epístola “Capilla de Ntra. Sra. de la Piedad, imagen muy milagrosa”. Junto a la Portería, también había un crucifijo llamado de la Caridad.
Otra descripción importante es la que hace de la Ermita de los Dolores, donde “en precioso Trono se ve colocada la hermosa imagen de Mª Stma. de los Dolores hecha en Murcia por el célebre escultor Zarzillo, es de alta al natural, con su costoso vestido de terciopelo carmesí, y azul, corona de platada, embutida con piedras brillantes; tiene en el dedo un anillo de oro, y un hermoso rosario con su medalla de plata sobredorada… a la derecha del crucero está la sacristía, que es muy capaz… un lienzo de 14 palmos de la Dolorosa Mª Stma. Que era el retablo antiguo de la Iglesia.
Sobre la puerta de la Sacristía un cuadro con la imagen del Sto. Ecce-Homo (de Valerio Marco, de Orihuela, pintor del rey Carlos II) calle de la Amargura, La Oración en el Huerto, y Jesús atado a la Columna, en el lado de la Epístola, el Cristo del Desamparo.”
En esta descripción, observamos la dedicación de esta ermita a la pasión de Jesucristo, presidida por la Imagen por antonomasia de María en la Semana Santa, la Dolorosa; y con cuadros alusivos a momentos de la Pasión, que han despertado, siempre, el fervor en los callosinos y con el tiempo han dado lugar a la aparición de pasos o insignias.
No figura en la Ermita la imagen de San Juan, vinculado a la Ermita desde el siglo XIX. Tradicionalmente se le dotó a la Cofradía una antigüedad hacia el año 1800, pero el pasado año, esta Cofradía celebró su 225º aniversario, basándose en los restos de la imagen destruida en 1936: la mano derecha y la corona, que según D. Cristóbal Belda Navarro, ex director del Museo Salzillo es del último cuarto del XVIII, aunque no hay documentos que demuestren la antigüedad de la Cofradía de San Juan en esta fecha, su secretario Manuel Serrano, aporta que esta imagen sería la que estaba en el Convento en aquel calvario y que se trasladaría más tarde a la Ermita, donde siempre se ha conocido acompañando a la Virgen de los Dolores, apareciendo como año de la imagen, el de 1777. A este respecto, D. Manuel Cagigal, cuya familia materna ha estado vinculada a esta Cofradía, afirma que esta corona, la regaló su madre tras la Guerra Civil y que pertenecía a la imagen de San Antonio, coincidiendo, pues, la antigüedad de la corona con características de la misma.
Con la llegada del siglo XIX, nuevos pasos, cofradías y formas aparecen en la Semana Santa Callosina. Cofradías como la de San Juan fue adquiriendo importancia, encargándose, además, de la imagen de Nuestro Padre Jesús, incluso de los gastos ocasionados en la novena y en la procesión.
La Parroquia adquirió el Cristo de la Agonía en 1830.
En esos años la Semana Santa consistía en el rezo de los pasos, representaciones de la Corona Mortificada en el Convento, predicaciones cuaresmales, bajada de la Virgen de los Dolores hasta la Iglesia de San Martín para celebrar su septenario y vuelta el Viernes de Dolor y la novena de Nuestro Padre Jesús.
Durante la Semana Santa, el primer acto sería la Procesión de las Palmas con un recorrido muy corto: Plaza de España (de las cadenas), Plaza de Reina Sofía (de la Bacalá), Cronista Ballester (calle del Mesón), plaza de los Dolores (de la Vda. de Aleo), Aslamí (del Hospital), Jaime I (del Barranco), Mayor, a la Arciprestal.
Miércoles Santo por la tarde-noche, se celebraba la Procesión de las Insignias con las imágenes de Cristo de la Agonía, Nuestro Padre Jesús, Ecce Homo, desde la Iglesia al Convento. Consistía esta procesión en el traslado de los pasos o insignias que debían participar en el Vía Crucis del Viernes Santo al amanecer entre los gritos de todo el pueblo que acompañaba, así como con bocinas y carracas.
Celebración de actos de Jueves y Viernes Santo con la adoración al Santísimo y la instalación del Monumento en la Capilla de la Comunión de San Martín, donde se colocaba delante la imagen del yacente.
Viernes Santo, por la mañana, se realizaba el Vía Crucis por la calle de los pasos al Calvario con las insignias de la procesión del Miércoles, menos el Cristo de la Columna que, por ser de mayores dimensiones las andas, subía por la Rambla de Monroig hasta la confluencia con la calle de los pasos, aunque esta insignia no participaba todos los años. Encontrándose todas las imágenes en el Calvario con la imagen de la Virgen de los Dolores y, posiblemente, la de San Juan, bajando posteriormente todas hasta la iglesia cuando finalizaba la ceremonia. Por la noche, solemne y “oficial” procesión del Santo Entierro por el mismo itinerario.
Domingo de Resurrección, se celebraba la ceremonia del encuentro en la Plaza de la Bacalá entre el Santísimo y la Virgen de la Resurrección y posteriormente procesión hasta la Iglesia por un recorrido parecido al de Domingo de Ramos en la mañana, pero bajando a la Iglesia por la calle de la Corte o Cárcel.
Finalizamos el siglo con un nuevo resurgir de las procesiones, con la aparición de nuevos pasos y cofradías, o mejor dicho, mayordomías, en las que se enroló la juventud callosina como lo fue en la Cofradía de San Juan o en la Mayordomía de Santa María Magdalena, con altar en la Ermita del Rosario anterior a 1884 y procesionando desde 1887, año en el que se fundó esta cofradía.
También a finales de este siglo, y dado el abandono sufrido por la Ermita de los Dolores tras el traslado del Hospital Municipal hasta el Convento, unos devotos, en su mayor parte vecinos, formaron una congregación para su administración y procesionan la Imagen, celebrando, también, la festividad de la Virgen en el mes de septiembre, bajo la dirección del Cura Párroco de San Martín: Al respecto, el Padre Francisco Guilabert en 1884, nos dice que “ya de antiguo venía celebrándose el septenario de los Dolores con sermón en la Semana de Pasión por una colecta, y para esto, se baja su imagen a la Parroquia el viernes antes y se devuelve en su día, después del último dolor en Procesión Solemne”. “La imagen (de Salzillo) es de ropa de terciopelo bordado en plata y oro”.
El Padre Guilabert, describe la ermita diciendo que “es bonita y tiene en su nave cuatro altares en pequeñas capillas y en el crucero, a un lado de la media naranja, un altar hecho de nuevo dedicado al apóstol San Juan, de ropa y en el otro una sacristía bastante espaciosa con un cuadro grande de la Dolorosa de María Santísima de algún mérito. Tiene un buen camarín.” Aquí se cita por primera vez en esta ermita, la imagen de San Juan con un altar nuevo
También en la descripción que hace de la Ermita del Rosario nos señala que “a ambos lados del crucero están el altar de la Cruz y el de Santa María Magdalena con buen retablo dorado”.
La Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores, posee un documento con los primeros 9 artículos de finales del XIX de su “Reorganización de la Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores” de los que destacaremos los dos primeros: 1º.- Esta Cofradía será dirigida y administrada por una junta directiva compuesta de tesorero, Director, Presidente y Contador. 2º.- La Junta Directiva la formarán siempre personas de buena conducta que sepan leer y escribir, de responsabilidad, entusiastas del culto de la Virgen y de absoluta confianza del Sr Cura.
Como ejemplo de este buen momento que atraviesa la Semana Santa, tenemos la creación de pasos, construcción de nuevos altares (Magdalena, San Juan, Santas Marías, etc.) y la construcción de tronos como el de la Santa Cruz, por el que se pagó 1.700 reales, al pintor José Sánchez, en 1889.
En 1890, más concretamente el primero de mayo, se fundó la “Sociedad de las Stas. Marías Cleofás y Salomé” que al poco tiempo sería también mayordomía. Esta cofradía, que presidió por primera vez Antonio Marco Ros, es de las pocas que dispone de libro de actas desde su fundación lo que ha hecho posible que la historia de esta cofradía sea la más acertada. En ellas se refleja la adquisición de las dos imágenes por 3.000 reales más 480 por los portes de Murcia, tren, coronas, tornillos, etc. y la realización de unas andas por 3.123 reales. Cofradía que contó en su inicio con 123 “mayordomos” (cofrades).
En 1891 se acometió la realización de un altar para las Santas en la Ermita del Rosario por 4.900 reales y en 1893, pasa a denominarse Mayordomía, consignándose entre los gastos, “subir los bancos al Calvario” indicando así la participación de estas imágenes en la ceremonia del Calvario.
En la revista de Semana Santa de 1950, se publica un artículo de Don Antonio Hidalgo, sobre la Semana Santa de 1900 que nos aporta datos importantes, haciendo una descripción magnífica de la Cuaresma y Semana Santa, de la Corona Mortificada, de los sermones del Padre Cuaresmero, etc. Sobre las procesiones nos dice que Miércoles Santo, entre carracas, matracas y bocinas, se realizaba la Procesión de las Insignias desde la Plaza de la Iglesia al Compás (Plaza del Convento) con el “Ecce-Homo-Señor de la Cañica y pasos más humildes”. Jueves Santo rezo de los pasos ante el monumento y por la noche Sermón de la Bofetá. “Viernes Santo por la noche procesión con las Marías (paso de los braceros y jornaleros), San Juan, La Magdalena, la Cruz (Paso de los Oficiales, rastrilladores y maestros), el Sepulcro (el de los labradores) y la Soledad con los invitados del Ayuntamiento”. Termina describiendo el acto del encuentro de Domingo de Gloria, conociendo así al caballero Portaestandarte de ese año: “la figura distinguida de Estanislao Guilabert, de rigurosa etiqueta, con severo y señorial traje negro a lo callosino de aquel tiempo,…” El encuentro se realizaba entre el Santísimo y la Virgen de la Soledad a la que se le quitaba el luto.
Durante los primeros años del siglo XX, son los libros de cuentas de las cofradías, los pocos que nos han llegado, los que nos indican la actividad de éstas, que estaban encaminadas a promover el culto a sus titulares e incluso a pagar entierros, como podemos ver en el libro de cuentas de la Mayordomía de Nuestra Señora de los Dolores, iniciado el 16 de julio de 1910 que contaba con 130 mayordomos con entierro y 10 sin entierro. Reflejándose en los gastos el mantenimiento de la Ermita, septenario, sermones, misas y procesiones, tanto de Semana Santa (Viernes de Dolor) como la fiesta de Septiembre.
Durante los años veinte se renovó parte del patrimonio de las cofradías callosinas con la incorporación de la luz eléctrica para las andas, como fue el caso de las Santas Marías en 1926 por 124 ptas. o la urna del Santo Sepulcro. Se realizaron, también, a finales de esta década fotografías de las imágenes que, con el fin de distribuirlas o como fuente de financiación, se hicieron por las cofradías.
Hasta el año 1930, la vinculación del Ayuntamiento con la Semana Santa, fue tal que sufragaba muchos de sus gastos, como así consta en las cuentas municipales de los años 1929 y 1930, con gastos de 1.102’20 y 1.218’30 pesetas respectivamente. Esta relación se rompió con la República en 1931, aunque siguieron celebrándose las procesiones. En las escasas actas de sesiones del Ayuntamiento, no aparecen acuerdos ni observaciones sobre la Semana Santa, aunque si vemos, posibles tensiones en su normal desarrollo por otras procesiones en fechas distintas, como la Virgen del Carmen, procesiones en las fiestas de San Roque y las procesiones en la festividad de la Inmaculada, citando un ejemplo ante la petición de la celebración de la procesión de la Virgen del Carmen en 1931 en el que el 13 de julio se dice que “de no celebrarse en los sitios de costumbre, debiera celebrarse dentro de la Iglesia”. Como ejemplo de estas relaciones está el debate de las sesión de 23 de julio de 1931: “Y por último, cual se indica en el cuarto punto de la convocatoria, por la Presidencia, se explanó la siguiente moción: sabido de todos los Sres. Concejales es; la procesión de la Virgen del Carmen, en que por varios elementos católicos y clericales se intentó perturbar el buen orden público de la población, viéndose obligada la Alcaldía a repeler la provocación con la debida serenidad y energía necesarias. De cuyos hechos a su debido tiempo, dio conocimiento a la primera Autoridad Civil de la provincia, dándole instrucciones para el caso de presente y sucesivos, y cumpliendo sus órdenes, había puesto en manos de la Autoridad Judicial a los promotores.
Pedida la palabra por el Concejal Sr. Soriano, se pidió constara en acta, su protesta por haber autorizado la Presidencia dicha procesión, después de haber sido denegada; por el Concejal Sr. Villa, se dice que le extraña que los republicanos protestaran por la actuación del Alcalde, por cuanto algunos Concejales Republicanos, habían hablado de que la procesión pasara por la Rambla y no estaba conforme; por el Concejal D. Trinitario Pina, se significa que no estaba conforme con la protesta del Sr. Soriano pues era de parecer se hiciera constar un voto de censura a la Alcaldía, por no haber encerrado en la cárcel al Sr. Cura Párroco D. Rafael Mira principal autor de los alborotos en la procesión.
Declarado suficientemente discutido este punto por unanimidad se acordó, no constara en acta ninguna protesta ni apercibimiento para la Presidencia, por cuanto la misma procedió con delicadeza entera firmeza y debida serenidad, resolviendo de la mejor manera posible, la alteración de orden público, por los sucesos anteriormente citados.”
En el inventario de la Parroquia de San Martín, aparecen dentro del tesoro parroquial en 1931 Coronas de plata cincelada par la Virgen de los Dolores con espada, Soledad y Virgen de la Resurrección.
Tras la Guerra Civil, el patrimonio de las cofradías quedó prácticamente destruido en cuanto a tronos, imágenes, etc. Como su destrucción fue entre los meses de julio y noviembre de 1936, las ropas y demás enseres de procesionar, es decir, los buenos, quedaron a salvo, como es el caso de las ropas de la Virgen de los Dolores, San Juan, Magdalena, Nuestro Padre Jesús, coronas y complementos de las Santas Marías y la sábana, excelentemente trabajada de la Cofradía de la Santa Cruz.
El interés de las cofradías fue recuperar lo antes posible la Semana Santa como podemos ver en una crónica del 18 de marzo de 1940 con el título de Nuevas imágenes para la Semana Santa: “Costeada por doña Dolores Salinas, viuda de Manresa, ha sido adquirida la nueva imagen de la Virgen de los Dolores, obra de una artista murciano (José Noguera Valverde). La imagen fue sacada en procesión el pasado día 15, asistiendo a la gran manifestación religiosa una enorme cantidad de fieles.
En el septenario celebrado en su honor, ha predicado el Revdo. P. Fray Diego Muros, guardián del convento de PP. Franciscanos de Orihuela.
– También son admiradas estos días por el público, las magníficas imágenes de San José, “Ecce-Homo” y Santa Rita de Casia, espléndidas obras que están siendo muy elogiadas…
– Es enorme el entusiasmo que reina ante las próximas procesiones de Semana Santa.
Se espera con ansia la llegada de los “pasos” del Sepulcro, Nuestro Padre Jesús, la Soledad, las Marías y la Macarena (la Magdalena), obras todas ellas del escultor valenciano Paris (Peris).
Con la llegada de estas imágenes se podrán celebrar las tradicionales procesiones de Semana Santa, a la que asistirán todas las autoridades y jerarquías del Movimiento.
– Con más entusiasmo y fervor religioso que nunca, este pueblo acude este año al “Calvario”, durante las noches de la Semana de Pasión, rezando públicamente el Vía Crucis. Después los fieles se distribuyen por diversas partes de la ciudad interpretando el célebre y fervoroso cántico de la Pasión.
Todas estas imágenes han sido sustituidas, menos la Dolorosa y el Ecce Homo, utilizándose éstas conocidas como “viejas o antiguas” en la ceremonia del Calvario, a excepción de las Marías que por la escasa economía y por la urgencia de tener imágenes para la Semana Santa (la cofradía se reorganizó en enero de 1940), se hicieron de cartón-piedra también por los Talleres de Rafael Peris.
La década de los cuarenta, significó la reconstrucción y afianzamiento de la Semana Santa. Aparecieron nuevas cofradías como la Hermandad del Silencio en 1942 y la Cofradía de las Siete Palabras en 1943. Seguía siendo como la de antes de la guerra incorporando las cofradías cirios y vestas como la Magdalena en 1946, año en el que aparecieron por primera vez las mantillas con la Virgen de los Dolores que celebró su procesión Domingo de Ramos por la tarde y la Cruz, en 1947, también estrenó vestas. También este año la Cofradía de las Santas Marías adquirió las nuevas imágenes al imaginero Gregorio Molera Torá, que trabajó en el taller que realizó las primitivas.
Durante esta década el Ayuntamiento volvió a sufragar los gastos de cera, y especial, los de la procesión de Viernes Santo, tanto para los alumbrantes en la Soledad como para sus invitados. Además de contratar en 1945 a la Centuria Nicomedes Berberá para acompañar a la Virgen de la Soledad, requiriendo el pago de la misma según consta en la sesión de diciembre de 1947. También consta en la sesión de 25 de febrero de 1948 el escrito de la Hermandad del Santo Cristo del Silencio, poniendo a disposición del Ayuntamiento y de todas las cofradías, la Centuria Romana, para la Semana mayor, a condición de que se sufraguen los gastos y deterioro que pudieran tener los trajes de los mismos, se acordó por el pleno, autorizar al Sr. Alcalde para que poniéndose de acuerdo las demás Cofradías, hagan lo que estimen más conveniente. Esta Centuria se fundó en 1943 y escoltaba además del Silencio, al Sepulcro, ceremonia del Calvario y el Monumento durante la noche del Jueves Santo
Acabó esta década con la adquisición por la Hermandad del Silencio, del paso de la Oración en el Huerto, del escultor José Noguera Valverde, procesionando Martes Santo.
La década de los 50 fue la década del mayor esplendor de la Semana Santa callosina, se incrementó de manera extraordinaria el número de cofrades y participantes en las procesiones, se aumentó de manera notable el patrimonio cofradiero e incluso se fundaron nuevas cofradías, incluso se tomaron acuerdos por varias cofradías de dejar desfilar a las mujeres, como por ejemplo las Santa Marías en 1955 –hasta entonces solo lo hacían en Nuestro Padre Jesús y Ecce Homo.
Comienza esta década constituyéndose la Junta de Cofradías de Semana Santa presidida por el Sr. Alcalde y Sr. Cura y formada por los presidentes de las Cofradías, no durando esta junta más de un año. Este año se editó la primera revista de Semana Santa que dirigió Antonio Serna. El Ayuntamiento, en su afán de contribuir al engrandecimiento de estos actos, nombró al concejal D. Manuel Cagigal Masiá, “Ordenador General”. Esta Figura se encargaría de ordenar los desfiles y llevaba durante los mismos una vara negra con lazo del mismo color.
En estos momentos la Semana Santa se desarrollaba de la siguiente manera: Domingo de Ramos por la tarde, procesionaban la Virgen de los Dolores, San Juan y las Siete Palabras; Lunes Santo el Vía Crucis; Martes Santo procesionaban las Santa Marías, La Magdalena y la Oración en el Huerto. Miércoles Santo, lo hacían el Ecce-Homo y Nazareno, sin cofradías, y la Cofradía de la Santa Cruz; Jueves Santo Procesión del Silencio; Viernes Santo en la mañana tras la ceremonia del Calvario, procesión general con todos los pasos y por la noche procesión del Santo Entierro con santa Marías, Magdalena, San Juan, Santa Cruz, Sepulcro y Soledad.
El itinerario de la procesión general era el siguiente: Plaza de España, Mayor, Abajo, Paseo, Alameda, Cervantes, Canónigo Hidalgo, Convento y vuelta hasta la iglesia por convento y calle Mayor.
Nuevas Cofradías aparecieron, como la de Nuestro Padre Jesús en 1951, con lo que la de San Juan, dejó de encargarse del culto del Nazareno y en 1952, lo hizo la Cofradía del Ecce-Homo.
El esplendor alcanzado en esta década, llevó a incrementar y mejorar el patrimonio de las cofradías. En 1952 se estrenó trono por las Santas Marías, obra de José Noguera, que también realizó en 1954, el de San Juan, el de la Oración en el Huerto y el magnífico conjunto de trono e imágenes de la Virgen de las Angustias para la Cofradía de la Santa Cruz, grupo escogido, quizás por aquella Piedad “milagrosa” existente en el convento hasta 1936. El trono de Nuestro Padre Jesús de la Casa Orrico en 1953. El trono para la talla del Ecce Homo de Noguera, además de los pasos de la Flagelación de Manuel Hurtado en 1953 y el Resucitado en 1955. En 1956 el Santo Sepulcro renovó su trono de los Hnos. Blanco y yacente de Manuel Ribera Girona, Ntro. Padre Jesús de José Noguera en 1956, y la espléndida escultura de Ignacio Pinazo de la Magdalena para su cofradía y un trono en metal para la misma cofradía por Manuel Segura Valls. También en 1956, la Cofradía de la Santa Cruz adquirió su Cristo de la Agonía, de Manuel Ribera Girona.
La Creación de la Junta Mayor de Cofradías el 14 de Mayo de 1954, fue fruto de la intención de las Cofradías existentes de coordinar las procesiones y salvar la problemática existentes entonces con las bandas de música. Esta Junta estuvo presidida por D. Manuel Cagigal hasta 1976 y actuó como secretario de la misma hasta el mismo año D. Joaquín Ramón Almira. La Junta promocionó durante esta década la publicación de la revista de Semana Santa.
Esta renovación y este buen momento, hizo que el Ayuntamiento quisiera renovar también el trono de la Soledad, dado que la diferencia del carro que la portaba con las espléndidas obras traídas era importante así el ayuntamiento el 7 de abril de 1952, acordó que para compartir con la imagen de San Roque, “se procediera a proporcionar un Trono digno de la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, ya que es lamentable, el ridículo, que este paso pone en las procesiones de Semana Santa, pues todos saben que es propiedad del Ayuntamiento y es el más pobre y miserable de todos. Por ello se proponía que se procediera con toda urgencia a realizar las gestiones para que se dotara a la expresada imagen un Trono digno de nuestras procesiones, que van tomando un incremento extraordinario y del Ayuntamiento”. El 9 de mayo de 1955, la Comisión Permanente municipal, acordó la primera subvención para la Junta Mayor de Cofradías para sufragar el déficit existente “con motivo de los gastos ocasionados en las fiestas de Semana Santa”. Y como lo vemos en el acuerdo de Pleno de 8 de marzo de 1956 de “iluminar con arcos voltaicos todo el recorrido de Semana Santa para que revista mayor esplendor…”
En 1958 se celebró por última vez el Sermón de las Siete Palabras.
En la década de los 60 fue la época de mayor crisis de la Semana Santa. La importante industria del cáñamo se hundió por la llegada de las fibras sintéticas que hizo que gran parte de la población emigrara a Europa, este descenso poblacional llevó consigo la disminución de cofrades y de participantes en las procesiones, flores de plásticos para los tronos, algunos dejaron de ser acompañados de música, incluso una cofradía adquirió un tocadiscos, popularmente un “picú”, que instalado en el trono “amenizaba” la procesión.
En 1961 se editó la última revista de esta primera época.
A finales de la década, en 1968 se celebró por última vez la procesión general en la mañana de Viernes Santo, celebrándose ya en la noche a partir de 1969.
El Ayuntamiento, con la finalidad de dar seriedad a las procesiones, aprobó el 22 de marzo de 1968 “una gratificación de 1000 pesetas a cada Cofradía que salga en las procesiones de Semana Santa, Esta subvención queda condicionada a la máxima puntualidad, de modo que inicie la marcha el trono a la hora señalada”.
La década de los 70 comenzó siguiendo las mismas trazas que la anterior, aunque habría que destacar la importante labor que hicieron a mediados de ésta, en 1974, un grupo de jóvenes, entusiastas de la Semana Santa (José Mora, Francisco Zaragoza, Francisco Sánchez, F. Javier Corbalán) que fundaron los “Amigos de la Semana Santa”, revitalizando de tal manera la Semana Santa que consiguieron que la Junta Mayor volviera a tener actividad, crearon la Santa Convocatoria, la procesión de la Aleluyas y, sobre todo, contagiaron su entusiasmo a las cofradías que se fueron recuperando. En 1977 volvieron a editar la Revista de Semana Santa, etc.
En estos años, el ayuntamiento fue nombrando distintos caballeros porta estandartes, generalmente concejales, constando únicamente en acta, el nombramiento de D. José Guilló el 26 de marzo de 1976, año en el que la familia Amat donó la imagen al Ayuntamiento de la Soledad que el 1 de abril, facultó al Sr. Alcalde “dotar de un altar adecuado de la virgen, propiedad de este Ayuntamiento en la Iglesia Arciprestal de San Martín”.
Finalizó esta década con la fundación de la Hermandad de los Moraos en Febrero de 1979 por los miembros de “Amigos de la Semana Santa”, Hermandad que por su seriedad (no daban caramelos) y entusiasmo, dieron un nuevo aire a la Semana Santa.
En 1980, comenzó con la fundación de la Hermandad de los Nazarenos de Cristo, de carácter penitencial con vesta distinta portando sobre sus hombros cruces de madera, Hermandad vinculada al Barrio de Lucas y Parroquia de San José. Y con la realización de un trono para la Virgen de los Dolores comenzado por José Noguera y terminado por sus hijos.
La Junta Mayor en estos años, fue presidida durante cada curso por el presidente de la Cofradía que era portada de la revista hasta 1984. También en 1980, comenzó a celebrarse el Pregón de Semana Santa y a nombrar cargos como Nazareno de Honor, Mantenedor y Caballero Porta Estandarte, que ya no corresponde al Ayuntamiento, sino a la cofradía que preside. Se cambió el itinerario adaptándolo a la nueva expansión de la localidad hacia la zona norte y el Ayuntamiento declaró la Semana Santa de Interés Local, Cultural y Turístico.
En 1985 la Junta Mayor pasó a denominarse Junta Central de Semana Santa, se creó una banda de cornetas y tambores y una centuria romana, consiguiendo a partir de 1988 tener sede propia.
Esta década ha conocido el incremento de las Cofradías, nuevos pasos, nuevas imágenes, etc. El paso del Santo Calvario de los Moraos fue adquiriendo imágenes como la Virgen del Amor (Dolorosa) en 1982 y Magdalena en 1983, ambas de Francisco Liza; el Cristo de los Moraos de Valentín García en 1985; el Cristo de la Caída para los Nazarenos de Cristo en 1986 de Francisco Liza; una Dolorosa y un San Juan de Francisco Liza en 1988 para el paso del Calvario.
En 1988 un nuevo paso se incorporó, Jesús triunfante de José Hernández, paso que acompañaba en la procesión de las palmas que, a partir de ese año, cambió su itinerario siendo desde la Parroquia de San José a la de San Martín. Al año siguiente se constituyó como cofradía.
En 1989, la Hermandad de los Moraos adquirió un nuevo paso, la Verónica, de José Hernández.
Desde 1990 hasta la actualidad se ha vivido la época de mayor esplendor de toda la historia de la Semana Santa, nuevas imágenes, se adquieren nuevos estandartes, trajes y mantos bordados en las mejores escuelas andaluzas, lorquinos, cartageneros, etc. Se incorporaron valiosas obras de orfebrería, faroles, candeleros, varales, cruces guía y se renuevan los cirios de todos los pasos.
En cuanto a nuevas adquisiciones, comenzamos con la incorporación de un nuevo crucificado para el Calvario de los Moraos, “El Rey de los Judíos” de José Hernández en 1992, nuevo trono para el Cristo de Silencio en este año. En 1993 nuevo trono para las Santas Marías de Antonio García Mengual. En 1994, la Hermandad de los Moraos adquirió un San Pedro de Antonio García Mengual y la Cofradía de las Santas Marías, la imagen de la Madre del Amor Hermoso, del mismo escultor para procesionar Domingo de Resurrección. También ese año se realizaron nuevas andas para el Cristo de la Caída de “los Verdes”. En 1995, nuevo trono para el Calvario de los Moraos. En 1996 la Cofradía de San Juan adquiere su Esperanza Macarena de Pedro Noguera y comienza a realizarse, para esta imagen, un trono con palio para ser llevado por costaleros, trono que se finalizó en 1997, siendo su constructor Orovio de la Torre. En 1997, la Cofradía de Santa María Magdalena crea un nuevo tercio de costaleras, con un paso para la imagen de un rescate, el trono fue realizado por Orovio de la Torre y procesionó por primera vez en 1998, estrenado la imagen de Jesús del Perdón, de José Hernández, en 1999. Este mismo año, la Cofradía de Ntra. Señora de los Dolores, estrena un nuevo trono en orfebrería de Orovio de la Torre, realizándose desde entonces, un encuentro entre esta imagen y Jesús del Perdón antes de comenzar la Procesión de la Mantillas de Domingo de Ramos. La Cofradía del Ecce Homo realiza un nuevo trono para la Flagelación por los Hnos. Noguera. En el año 2000 se realizan las andas para la Madre del Amor Hermoso, de Benedicto Martínez, un trono para el Cristo de la Agonía de la Santa Cruz de los Hnos. Noguera y el nuevo paso de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús, María Stma. de la Amargura, imagen de Ramón Cuenca, construyendo el trono y palio Benedicto Martínez. Este autor también realizó las andas para el grupo de la Verónica en el año 2001 y en el 2003 se realizó el trono para el Cristo de las Siete Palabras. En el año 2017, la hermandad de los Moraos estrenó un nuevo paso del escultor Galo Conesa, Las Negaciones de San Pedro.
En 1998 se fundó, o mejor dicho, se refundó la Cofradía de la Siete Palabras pro un grupo de jóvenes entusiastas, procesionando la imagen de nuevo, estando entre sus proyectos la recuperación del Sermón de las Siete Palabras, adquiriendo en el año 2005 el Stmo. Cristo de la Expiración de Víctor García Villagordo
El nivel alcanzado en esta década es tal que en 1997 se celebra el IV encuentro Provincial de Semana Santa y la I Muestra Nacional de Artesanos. En el año 2013, Callosa volvió a ser sede del Encuentro Provincial.
El Ayuntamiento, consciente de este patrimonio cultural, en esta década consigna, de manera permanente, una subvención para la Junta Central y apoyar las iniciativas de la Semana Santa, creando en 1995, el Museo de Semana Santa en una de las naves del antiguo Matadero, trasladándose en el año 2007 al nuevo Museo de Semana Santa, ocupando el antiguo Cine Imperial. Unas instalaciones de 1.500 metros cuadrados que fueron inauguradas y bendecidas el 25 de febrero de 2007.
Año tras año, se va tomando conciencia de lo que tenemos, notándose, claramente, las influencias foráneas, sobretodo, las andaluzas, las cuadrillas de costaleros, costaleras y portapasos, las bandas de cornetas y tambores en las Cofradías, Marchas procesionales para la mayoría de los pasos callosinos, etc.
En esta última época, las cofradías han aumentado su actividad, celebrando actividades culturales: exposiciones, conciertos, etc. Actos de Culto y, sobretodo, se han concienciado de la labor social que deben tener como parte integrada en la Iglesia, apoyando iniciativas, realizando campañas, etc.
Desde la Junta Central se trabaja en la promoción de la Semana Santa, asistiendo sus representantes a congresos y encuentros, promoviendo actividades como: concurso fotográfico, exposiciones, charlas, ciclo de exposiciones “El arte de la Pasión”, conciertos, certamen de bandas de cornetas y tambores, etc.
Acaba este recorrido con el reconocimiento que debo hacer como callosino primero y como presidente después, a todas y cada una de las cofradías, hermandades, músicos, artesanos, autoridades, etc., por haber llevado a la Semana Santa callosina donde hoy está, respetando, manteniendo y luchando por sus tradiciones. La construcción de un nuevo museo de Semana Santa que recoja de manera digna el patrimonio semanasantero como un centro de estudios pasionales callosinos, y el trabajo por reconocer a nuestra Semana Mayor, como de Interés Turístico Nacional, trabajando, mano a mano, el Ayuntamiento y la Junta Central en este sentido, será el merecido premio para la Semana Santa de Callosa.
Para cerrar, lo haré con las palabras que mi amigo Miguel Ángel Martínez Campos, que en los años cincuenta, cuando la Semana Santa atravesaba tan buen momento, la describió tan acertadamente: “… y por todo, Callosa, quiero un trozo de tierra en la entraña para, desde la eternidad, oír los clarines de tu Semana Mayor, con sus sones plañideros, que tú sabes vivir la Pasión como en ningún otro lugar del mundo: por tu paisaje, por tus hombres y … por tu pasión”.
Patrimonio Musical: Donado por la Cooperativa Eléctrica
Documental Semana Santa Callosa de Segura:
Estrenado en la Casa de Cultura el 2 de febrero de 2019 en el XI Encuentro Interdiocesano de Cofradías y Hermandades celebrado en nuestra ciudad.