Después de dos años llenos de dolor, tristeza, preocupación y demás sentimientos provocados por el COVID-19, llegaba un año de ilusión, gracias a la esperada vuelta de la Semana Santa a nuestras calles. La gente rumoreaba y comentaba que este año, por fin, volvíamos a procesionar tal y como habíamos hecho siempre. Tras una Cuaresma marcada por la lluvia y el inicio de la invasión rusa a Ucrania, volvía a cargarse este periodo de preparación de actividad, volviéndose a escuchar el rezo de Los Pasos, los Cantos de Pasión y los sonidos de las bandas en sus ensayos por las calles y plazas de nuestra ciudad, comenzaba la Semana Santa 2023.

La subida, el Viernes de Dolor, de la Virgen a su Ermita, daba paso un Sábado de Pasión diferente para Callosa. Después de muchos años de preparación, el esfuerzo daba su fruto, posibilitando que María Santísima de la Victoria hiciera estación de penitencia por las calles de nuestra ciudad en Semana Santa. Precedida de sus devotos, se presentaba ante ella y tras los nazarenos y mantillas entremezclados, un protocolo innovador en Callosa, de influencia andaluza, figurando delante del paso de la Virgen la presidencia, con presencia de multitud de cofradías invitadas tanto de Callosa como de otros pueblos con especial vinculación con la cofradía. El señor Alcalde de nuestra ciudad ocupaba el lugar de mayor rango en la primera Semana Santa en las calles de esta corporación municipal, participando también el cuerpo de la Policía Local.

Tras hacer de ‘clamator’ el presidente de la cofradía, éste, la vicepresidenta de la misma y la secretaria de la JCSS abrireron las puertas de la ermita del rosario dejando fluir la ilusión de estos cofrades que acompañaban a una Virgen que, con el bonito gesto que la caracteriza, asomaba tras la Candelería portada por costaleros a doble varal bajo el trono. El umbral del templo de origen medieval, que preside la Virgen del Rosario de la Aurora, fue cruzado a gatas, acompañando el paso la magnífica agrupación musical del Señor del Monte de Guardamar, que marcó el paso de los costaleros que trabajaban a la orden del vocero, al más puro estilo andaluz. Desde estas líneas, aprovecho para dar la enhorabuena a la Cofradía por el esfuerzo y la ilusión transmitida y el trabajo desarrollado para conseguir su objetivo.

Para una mejor convivencia de esta procesión con la Eucaristía de este sábado, la cual organiza Nuestro Padre Jesús en la Arciprestal desde que el pregón de Semana Santa pasó a desarrollarse el sábado anterior, será necesario una mayor coordinación y ajustes en el horario de salida de la misma.

Finalizado este acto, asomando la noche de nuestro Sábado de Pasión, se llevaba a cabo el acto de Hermanamiento de la Hermandad de Los Moraos y los Nazarenos de Cristo a ojos de nuestro Protector San Roque, incorporando un emocionante encuentro a la bajada entre el Cristo de los Moraos y María Santísima de la Victoria.

Domingo de Ramos las ilusiones renovadas, una vez superada la pandemia, se palpaban en el gentío. Jesús sobre el pollino emergía a hombros de sus costaleros, que respondieron a la llamada para volver a portarlo sobre las calles de nuestra ciudad en esta alegre mañana. Ante ellos, don Juan Bautista encabezaba la procesión junto a los consejos parroquiales y económicos, siguiéndole una marea de callosinos, que entre palmas y olivos se dirigían hacia San Martín.

Por la tarde, desgraciadamente, no tuvo lugar el emocionante y esperado encuentro entre Jesús del Perdón y su Madre, debido a que la Virgen de los Dolores no iba a ser portada este año a hombros por sus costaleros, hecho que hacía décadas que no se daba. Con normalidad sí se desarrolló la Procesión de las Mantillas, volviendo a ver en las calles a María Magdalena, María Salomé y María Cleofás junto a San Juan, acompañando al Cristo del Perdón y la Virgen de los Dolores, ambos con renovado procesionar en sus brillantes y relucientes tronos de plata, tratados en estos años de pandemia en el taller de Orfebrería Benedicto Martínez e Hijos.

Dando paso al Lunes Santo, volvía a las calles el Vía Crucis Penitencial de la Orden Franciscana Seglar, volviendo de esta manera el Cristo de la Siete Palabras a su Capilla. Tras ello, más entrada la noche, recordamos las Negaciones de San Pedro, a través del canto del gallo, junto a sus meditaciones y ritmo característico de su banda de timbales de la Hermandad.

En Martes Santo, dió comienzo la procesión en el Barrio Lucas, que lleva a los Nazarenos de Cristo a San Martín. El Cristo de la Caída aguardaría allí hasta la procesión de Viernes Santo, flanqueándole en su caminar multitud de nazarenos que participan en esta procesión penitencial, en la cual se recuerdan las tres caídas de Jesús a través de tres saetas escuchadas a lo largo del recorrido. A su llegada, el Cristo de la Expiración le aguardaba en la capilla de la Inmaculada mirando a su Madre con su expresivo gesto de sufrimiento y esperanza, llegando desde la iglesia del convento de las Hermanas Carmelitas en un día también marcado por el sonido del timbal.

La espera y el impás provocado por la pandemia no mostraba huella en las calles durante los días de celebración pasional, ya que la respuesta de nazarenos y público asistente ha sido masiva. No obstante, otra Semana Santa más, el tiempo se convierte en protagonista, pues debido a la lluvia a lo largo de todo el día, se acaba suspendiendo la procesión de Miércoles Santo.

Pasado este inconveniente, en la tarde del día del Amor Fraterno, tras la celebración de la Santa Misa y el rezo de las estaciones Callosa contemplaba a la luz del día a la Esperanza Macarena. Después de años sin poder procesionar por el COVID y otro más por la lluvia, llegó el día cargado de novedades. La hora de comienzo fue adelantada finalmente a las 21:00h, realizando esta procesión con el alumbrado público encendido, dejando así contemplar el rostro de nuestra Esperanza Macarena, la cual acompañaban sus habituales feligreses alumbrándola en las calles de nuestra ciudad. Además, el grupo de música de cámara que venía acompañando a la Virgen en los últimos años fueron sustituidos por una banda de música, que comenzó guiando los pasos de su Madre con la conocida marcha de Abel Moreno, ‘Macarena’. Diversas marchas de palio fueron acompañando su procesionar, envolviéndola en un halo de alegría y esperanza más apropiado, a nuestro entender, de la figura que representa.

Su llegada a la plaza de la Iglesia, rondaba el horario de salida del Cristo del Silencio el cual esperaba Callosa ya en penumbra y quietud. En el interior de la Arciprestal, se desarrollaba la sentida meditación que sus cofrades realizan antes de acompañar a Jesús Crucificado. A las 23:00h, la Hermandad ya se adentraba en las oscuras calles de Callosa, realizando la emotiva procesión que tanto recogimiento produce al callosino desde niño.

Con los primeros rayos de sol amanece el Viernes Santo y con él, el sonido de timbales, clarines y tambores que acompañan a Santa María Magdalena, las Santas Marías, San Juan y la Virgen de los Dolores en su subida al Calvario, donde se encontrarán con Nuestro Padre Jesús, que culmina en tan emblemática plaza su tradicional Vía Crucis, también acompañado por su banda. La emocional teatralización en la que participan todas las imágenes reseñadas, da paso a la procesión de bajada en esta popular y centenaria tradición que culmina siempre con los Cantos de la Pasión callosinos en la puerta de San Martín.

A mediodía, frente al pórtico de nuestra Arciprestal, se llevó a cabo la meditación de la Cofradía de las Siete Palabras, este año a manos del franciscano y guardián del convento de San Francisco de Orihuela, Juan Fernando Cuenca, magnífico orador y conocedor de esta tradición franciscana, procediendo posteriormente al Solemne Traslado del Cristo hasta el Convento de la Purísima.

Más adentrada la tarde, se realizaba la Procesión de la Exaltación de la Cruz, donde ocho cofradías inundaron las calles. La Cofradía de la Santa Cruz, pese a que ya en el año 2020 decidió no procesionar en este día, participó de la misma, tras su aprobación por la Asamblea, ante la imposibilidad de procesionar el Miércoles Santo por la lluvia en lo era su única estación de penitencia programada. La Hermandad de los Moraos, que también decidió años atrás participar con un paso Miércoles y otro Viernes, se hizo presente en este Viernes Santo como antaño, tanto con el grupo escultórico de la Verónica como con el Calvario, estrenándose en este Viernes el romano San Longinos presentado semanas atrás.

Por el contrario, la cofradía de San Juan no participó en esta procesión por decisión de la misma, participando el evangelista esta Semana Santa únicamente en la procesión de las Mantillas y en el Encuentro del Calvario. Para culminar esta procesión, la Cruz “In Memoriam” traída por la Junta Central de Semana Santa para el paso que da nombre a la procesión de la noche de Viernes fue la que cerró el cortejo de imágenes y cofrades, que todos ellos se recogieron en la oración final que viene dando por finalizada la procesión en los últimos años, entre todos los pasos y miembros de cofradías y hermandades partícipes de este día. En este sentido, cabría destacar que la presencia de público en estos momentos viene decayendo año a año a últimas horas de la noche del Viernes, debiendo buscar la Junta alternativas para fortalecer dicha actuación o reenfocarla.

Sábado Callosa se viste de luto riguroso y respeto por la Procesión del Santo Entierro. Después de varios años sin poder procesionar, algunos debido a la lluvia y otros por la pandemia, encontramos de nuevo centenares de hombres de negro que acompañan al Santo Sepulcro, trono del cuál estrena llamador y cabezas de varal, y al que le siguen largas hiladas de mujeres que alumbran acompañando a su Madre, Nuestra Señora de la Soledad que, con las manos unidas con una corona de espinas, no pierde la esperanza que sentía de volver a ver a su Hijo. Una constante sigue siendo, pese a los tres años sin procesionar, la alta participación en este día, que desde que se celebra Sábado, se ha visto muy fortalecida.

A medianoche, tras finalizar la Misa del Resucitado, los callosinos, junto a sus tambores, discurrieron entre el santuario de San Roque y la Arciprestal, frente a los cuáles destacó el tambor de honor, Cristian Martínez Girona, representante designado por la cofradía de las Santas Marías y Madre del Amor Hermoso, para celebrar ruidosamente la Resurrección del Señor llenos de alegría y entusiasmo.

Al día siguiente, salía el sol de Domingo de Resurrección, y desde la Capilla de los Franciscanos partía la comitiva de cofrades acompañando a nuestra Madre enlutada, portada a hombros por la cofradía del Santo Sepulcro. Tomamos rumbo a la Plaza Reina Sofía, la cual estaba abarrotada de callosinos en silencio y expectantes, deseando ver como el Caballero Portaestandarte, Francisco Ramón Cayuelas, le quitaba el manto a la Virgen y se producía el Encuentro más esperado, con el Santísimo. Los callosinos manifestaban la alegría de la situación con aplausos, mientras llovían las tradicionales ‘aleluyas’ y ondeaba la bandera blanca con la que, después de tres años, el Caballero lograba anunciar la Pascua cristiana.

Tras la finalización de la Misa de Resurrección, la comitiva vuelve al Convento junto a la Virgen de la Portería. Seguidamente, la Madre del Amor Hermoso y el Cristo Resucitado se ven envueltos de niños y niñas, ataviados con las vestas de sus respectivas cofradías, festejando la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, dando lugar a la Procesión del Resucitado. Este año, las costaleras de la Madre del Amor Hermoso acompañaban a la Virgen flanqueándola, en el primer año que volvía a procesionar sin ser aupada por los hombros de sus fieles mujeres cofrades, habiendo adaptado su Cofradía el trono para ello durante el periodo de pandemia.

Así es como concluyó la Semana Santa 2022, una semana llena de ilusión y de entusiasmo tras los años de pandemia, donde la respuesta de los cofrades y hermanos ha sido masiva, inundando las calles de nuestra ciudad tras un trabajo mayúsculo de las cofradías y hermandades por reiniciar la actividad procesional. Cabría destacar, tal y cómo se ha indicado en las esta crónica, algunas renovaciones y adaptaciones patrimoniales, la primera salida procesional pasional de la Cofradía de María Santísima de la Victoria, los cambios en torno a la Macarena más propios de una advocación que transmite Esperanza, así como los estrenos procesionales de las renovadas presidencias de las cofradías de la Santa Cruz, la Virgen de la Soledad y del Santo Sepulcro, en la que Francisco Javier López Vicente, releva al histórico presidente de la Cofradía, tan querido por todo el ámbito cofrade callosino, José Cañizares Ortuño, que descansa en la Paz del Señor.

El mundo cofrade, habiendo ya guardado sus vestas, espera impaciente volver a revivir esta grandiosa época, esperando con la misma ilusión de siempre la llegada de nuestra próxima Semana Santa.

Vicente Mora Manzanaro

Cronista Junta Central de Semana Santa